EL VELLO PÚBICO, ¿AUSENCIA O DEPENDENCIA?



El afeitado no es solo una rutina de algunas personas, durante siglos ha sido una de las formas más fáciles de identificar el proceso civilizatorio que se remite al cuidado y podado de nuestros vestigios primitivos como nuestro vello púbico que aun demuestra nuestra naturaleza animal. Entre las teorías sobre la función del pelo se encuentran la disponibilidad reproductiva y protección del área genital ante la fricción o la temperatura.

En este caso la pérdida del pelo como signo de la evolución es quizás uno de los rasgos mas propios del ser humano. Su técnica se practica desde la cultura egipcia y se va afinando a otras más estéticas que definen la belleza de un individuo y crean mayor estatus. Por medio de la historia se han descubierto sacerdotes rapados, mujeres de cejas finas, cuerpos limpios ante ese potencial y tupido monte de venus.

La postura ante la erradicación del vello en varias culturas existe desde siempre, pero la presunción orgullosa de otras principalmente con expectativas más fuertes para los hombres como los vikingos o los griegos demuestra que existen las dos tendencias. En estos casos las axilas, genitales y piernas tupidas y oscuras por las vellosidades se convierten en trofeo, la decisión de llevarlo por lo que se presume en la historia es subjetiva.

Pero la discusión sobre todo en épocas recientes es ¿qué es lo que pasa en la decisión de tumbarlo completamente o conservarlo con orgullo? Para comenzar las compañías de rasuradoras y otros métodos de depilación nos han mentido por décadas y la verdad es que no es necesario afeitarse el vello púbico, porque no tiene ningún beneficio en nuestra salud como no lo contaron siempre. Contrariamente es más higiénico no eliminarlo ya que se desarrolla con el tiempo hiperpigmentación en la zona, o inflamación de los folículos. También quitarlo puede elevar el riesgo de ETS y otras enfermedades de transmisión en el contacto.

De hecho, muchas de las posturas actuales del rasurado están asociadas a la cultura de la conexión y a la creencia de que al hacerlo las experiencias sexuales tengan mejor resultado. Roger Friedland, profesor emérito de estudios religiosos en la Universidad de California en Santa Bárbara, encuentra en sus encuestas del 2017 a estudiantes cuya necesidad de satisfacción y aseo con la depilación de la zona genital está muy relacionada con la cantidad de pornografía que veían y en cuanto a las mujeres se encontró que existía una gran presión por parte de sus parejas por estar sin pelo.

Otro factor por el que las respuestas femeninas muestran un cambio en sus hábitos de depilación es porque sus parejas no accedían a corresponder con el sexo oral, algunos hombres dijeron lo mismo, en cuanto a la orientación sexual era más común estas respuestas en parejas heterosexuales. También descubre que las mujeres obtienen mayor satisfacción en los labios exteriores al estar depilados, aunque no hay una relación significativa con tener un orgasmo por parte de las respuestas de las chicas.

Podemos seguir nombrando varias de las razones que nos han dado para mantener la presión de depilar nuestro cuerpo, hoy más que nunca tendríamos técnicas de depilación mejores y sin romper nuestra piel. Pero como lo hemos argumentado no es necesario y lo anterior son datos actuales, si lo piensas bien es un asunto básicamente banal de lo que dice el mercado y lo que quiere de nosotros.

Desde 1900 con la aparición de Gillette y su máquina de ayuda a las mujeres con su “Problema personal”, las condiciones para mantener relaciones cambiaron de forma radical. Durante décadas la idea de que nuestro propio pelo era algo sucio se fue incorporando, al punto que en el 90´ se crean modas donde la regla además de estar depilados es que la ropa deje verlo.

En el año 2000 se llega a situaciones ridículas con la euforia de las pantallas HD y la demanda de depilaciones extremas para que las mujeres logren los estándares que el porno quiere, y las nuevas necesidades surgen con consejos acerca de cómo pasar las quemaduras, los golpes de la navaja y la irritación. Lo más curioso al considerar el desarrollo de esta industria en torno a la depilación es que no encontramos nada benéfico para nuestra piel, excepto por las chicas que lograron un buen sexo oral con sus parejas.

El punto es, que el resurgimiento del vello púbico es algo que se debate en varios espacios de moda y no es un suceso que vaya a ser increíble para la humanidad, la verdad, pero veámoslo de esta forma: hace unos días el agua comenzó a cotizar en la bolsa, la depilación es cara y genera muchísima basura, los pantalones ya vienen con cinturas normales y finalmente no tiene nada de malo un poco de pelito.

El vello está en todas partes y se mantiene, las necesidades biológicas de reproducción lo han dejado hay para que te haga un favor, claro que la naturaleza no va a preguntarte si te gustan más como Sam Smith o como el negrito de tu barrio. Por ejemplo, el pelo de las axilas potencia el efecto atractivamente sexual de las feromonas y los bioquímicos que nos conectan con la mejor pareja reproductiva, podría ser la razón por la que un albañil te dice más cosas al tener más bello en tu piel, pero quien puede pelear con ese cerebro reptil y tus feromonas.

Para terminar, te diré que no somos la primera cultura en hacerlo y tampoco seremos la última en dejarlo y volver a los viejos hábitos. Así que lo que te aconsejo es escuchar que es lo que necesita tu cuerpo y evaluar las conductas de tendencias que están naciendo con un poquito de autocracia y si te gusta después de todo lo que hemos argumentado, pa´ lante, llevarlo frondoso o al ras eso es tu decisión, pero siempre cuidando de ti y de tu piel.  

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